domingo, 8 de agosto de 2010

Lágrimas




Útiles fueron las lamentaciones,
las rotas y olvidadas ilusiones.
¿Cuántas veces en el fondo agradecía
que en mi mundo casi nunca fuera de día?
Y es que en el fondo no hay nada peor
que mirar pa’dentro y que el dolor
no sea nada comparado
con aquel vacío que está a su lado.

Estoy harto y ya cansado
definitivamente saturado
de ideas y emociones
de tantas y tantas canciones
que de amor hablan y encerradas
resuenan en mi cabeza, desesperadas.

Y entonces llegaste tú, te conocí
una dulce melodía cuando leí
aquel primer verso o canción
que escribías con tu corazón.

Y entonces regresó
esa dulce luz me baño
con aquellas palabras dulces
pude volver a la ciudad de las luces
y abrir mi corazón
sin miedo ni temor
y volver a soltar
todo aquello que para mí, significa amar
y sin sentir el dolor,
envidia ni temor
a aquella cruel necesidad
del miedo, dolor y soledad.

Late mi corazón



Respiro profundamente, vacío y despejo la mente... Cierro los ojos y me concentro, intento que todo lo de dentro se desvanezca lentamente y desaparezca para siempre.
Pero sigue ahí, no se va. Vuelvo a intentarlo… ahí está. La verdad, no sé para qué me miento… no puedo hacer desaparecer lo que siento.
Miedo, confusión, tormento… soledad desesperada. Grito, lloro y me lamento, siento en mi corazón la llamarada de dolor cargado y negro que consume mi alma dorada.
¿Y cuanto tiempo estará? Me cuesta pensarlo, la verdad. Duele, y es que en todo momento… siento que me consumo por dentro.

ArT



333
Hilary Hahn - Bach Partita for solo violin No. 3 (I. Preludio)

Hilary Hahn - Bach Partita for solo violin No. 3




Esta es una de mis canciones favoritas... es una de las pocas que, aunque no os tenga que gustar, ninguno podrá decir que es mala xDD
Es la primera vez que me siento realmente definido por algo, pero esta canción cuenta mi vida, o mi forma de vivirla.... Vedlo, oidlo y sentidlo.
Aquí os pongo lo que le conté a una amiga que significaba para mí esta canción. Lo iba escribiendo según iba escuchando la canción. Ella me preguntó que por qué me describía, yo le dije:
Me define por la cantidad de cambios, no define mi vida ni lo que pueda pasar en ella, pero sí el sentimiento más profundo de mi alma, es como si hablara del amor, desesperación, soledad y angustia y de cómo se desarrollan en un jardín verde y luminoso, como va creciendo todo de forma caótica y ordenada...
Habla de la ilusión, de la esperanza que vas sintiendo cada día pese a la desilusión que ya has vivido, por la lucha de seguir y no rendirte, de la perseverancia, del camino que vas corriendo y cómo vas en él avanzando, de las pequeñas piedras con las que te encuentras y de los pequeños logros que consigues, de cómo te enamoras y lo que te cuesta llegar a ese amor, la esperanza de conseguirlo y la decepción, la lucha por seguir…
Y de cómo al terminar la vida recuerdas todos aquellos momentos buenos, apreciando la belleza incluso de los malos momentos en una espiral de armonía dispersa que termina con una explosión de inconsciencia
Escúchala, está todo ahí, y cada vez te habla de algo diferente

Reflexiones...




Y la magia es... No el truco vulgar, en absoluto, es el sentimiento de intriga y espectación, esa emoción que aflora al no comprender como llegó a ese resultado sin más información que la que a ti te habían dado...
Y la magia es... No el escucharte hablar, para nada, es la compañia brindada, esa emoción que en cada uno de mis latidos aparece al sentir que tu voz no se desvanece en un sencillo adios.
Y la magia es el haberte conocido, no simplemente coincidido sin más misterio o razón que el supuesto destino en acción, es el haber conectado y sentir que estás ahora a mi lado, el ir descubriendo, en cada paso dado, un nuevo misterio y llegar a nunca comprender por qué es la luz más cálida a tu lado.

Define atracción




-¿Qué es la atracción?


-Hmm... atracción... La hay de muy distinto tipo, como cuando mirando hacia un punto fijo notas algo a tu alrededor, que te saca de aquel rutinario sopor que es el día a día, y sientes que tu vida cobra un nuevo cariz y color, energía a tu alrededor. Puede ser una simple sonrisa o alguna que otra palabra dicha con prisa, pero siempre es algo superfluo lo que te llama la atención… ¿Es ese algo la atracción?

Seducción




Y en los veinte primeros segundos me enamoro. En cada una de mis venas siento la sangre caliente, palpitante... Una suave melodía me embriaga mientras escucho sus primeras palabras, las últimas realmente, pues su esencia cambia con estas.
Y dejó de ser desconocida, lejana y pasajera para convertirse en huella indeleble de mi conciencia. Es su propia melodía, tanto en potencia como en acto la que abre las puertas a mi corazón. Su calidez la que de mi sangre se adueña bebiendo a generosos sorbos la pasión recién despertada.
¿Cual es la diferencia? ¿Por qué ella y otra no? ¿Qué la convierte en especial... para mí? Es complejo, dificil de explicar. Una resonancia única en su esencia que concuerda con la mía, aunque sea en parte. Y la hago mía, ella sigue siendo ella, aunque sea de otra forma... yo sigo siendo yo, pero cambiante... y al mismo tiempo hay algo que es tanto suyo como mío pero que no lo es... Esa es la magia.
Y al acercarme y sentirla en mí cuando esta magia empieza... ¿quien soy? ¿quien es ella? Rosa roja, brillante estrella que me cautivó.

Y que me quiten lo vivido...




Esta es una pequeña respuesta al tablón de cierta amiga... No sé si lo leereis, pero si es así espero que os guste... en cualquier caso ésta es mi opinión personal^^ Dedicado a los que se den por aludidos en cualquiera de los casos.
La mayoría de las amistades tienen fecha de caducidad… no es por ser pesimista, es la verdad… muchos de tus amigos lo son por las circunstancias, lo cual no es malo, aunque, rota la circunstancia, la amistad se va enfriando poco a poco. Sin embargo, y por suerte, hay personas que vamos encontrando y que sentimos cercanas de forma inexplicable… adoración, amor… quizá sí, pero en el sentido más puro y asexual posible (por mucho que tu amig@ pueda estar tremend@) ya que esa es la principal diferencia entre amistad y enamoramiento… por mucho que te enrolles con tus amigos siempre va a faltar algo por muy feliz que te puedas sentir con esa persona… y por eso se puede dar esa adoración y amor necesarias en las verdaderas amistades que muchas veces nos confunde cuando el/la amig@ es del sexo opuesto o del sexo que nos atrae en cualquier caso (por ser algo más políticamente correcto).
Duele descubrir que una amistad ha caducado porque la mayoría de las veces creemos que una determinada amistad durará para siempre, es bastante complicado darte cuenta de quién será un personaje importante en varios capítulos de tu vida y quién te acompañará a lo largo de toda la historia… y más a nuestra edad. Pese a todo es importante vivir cada amistad como si fuese eterna porque ésta es la única forma en la que no dejaremos pasar las verdaderas. Es difícil y duele porque es complicado abrirnos a la gente, es duro dejarse conocer porque es la única forma en la que nos pueden hacer daño.
¿Qué es mejor, ocultar el corazón intacto o sufrir un par de heridas y conocer a gente que te quiera? Que cada cual decida, pero al menos yo prefiero no vivir en un castillo de cristal siendo sólo espectador de mi vida sin vivirla de verdad; prefiero pincharme con las espinas de las rosas a no poder conocerlas jamás y es que, al menos yo, necesito amar, sentir, vivir… Necesito estrellarme andando en bici a ver al resto pedalear y saltar en paracaídas para sentir lo que es volar, y no me importa quemarme con el sol o ser arrastrado por la corriente de la vida pues necesito conocer el mar y no quedarme tan solo en la orilla.
Nunca he sido una persona a la que le sea fácil abrir su corazón, por mucho que lo intente, y no es que me cueste ser sincero, simplemente hay poca gente que llega a él… pero pese a todo lo intento y si me quemo, bien recibido será, porque si hay algo que tengo claro, es que ésta es la única forma real de sentir y de querer, de estar vivo… y para mí eso es lo único que realmente importa.
Así que aquí estoy, buscadme; os recibiré con los brazos abiertos… y si algo ha de suceder, que suceda; y sino que nos quiten lo vivido.

Amaretto y Palisandro




Hojas de todas las tonalidades bailaban ante un cielo plomizo mientras el viento agitaba mis cabellos. Lloviznaba, apenas unas finas gotas que adornaban mi abrigo con un mosaico de puntitos caótico y armonioso. Ésta era mi despedida, dejaba París para probar suerte en un mundo diferente, menos gris. Tan solo la extrañaría a ella, mi fiel compañera… me giré para observar por última vez aquella majestuosa catedral, mi vieja amiga, Notre Dame.
Tenía tiempo, cinco horas antes de que saliera mi vuelo con destino a Londres, tres y media antes de pensar siquiera en acercarme al aeropuerto Charles de Gaulle; mis maletas estaban embarcadas y no iba a viajar con más equipaje que lo puesto. Necesitaba alejarme, hacer tiempo y evitar a todos mis conocidos; mi viaje había comenzado y no quería volver la vista atrás, no quería que nada ni nadie me hiciera cambiar de idea… necesitaba una copa.
Caminaba por el famoso Quai des Grands Augustins, intentando pensar en los distintos sueños y promesas que empezarían a cobrar forma en cuando subiera al avión. Necesitaba mantener la cabeza ocupada, había demasiados recuerdos pugnando por convencerme del error de mi viaje. Una ráfaga de viento arrancó el ligero paraguas de las manos de una chica joven; éste describió un pequeño arco por encima del kiosco que tenía a mi espalda y planeó suavemente hasta el Sena.
Me giré a tiempo para ver la cara de frustración y rabia contenida de la muchacha y algún que otro rostro divertido a su alrededor. En ese momento apareció ante mí, en una calle por la que había pasado veinte veces y en una esquina en la que nunca me había fijado; Lapérouse, se llamaba; me enamoré.
La fachada era de un azul oscuro, antiguo, y respiraba una elegancia que después de 1700 no habían vuelto a conseguir. La estructura de dos pisos estaba cuidada con cariño, con cuatro farolillos de luz ambarina que no invitaban sino a entrar. Era uno de esos locales parisinos en donde el tiempo no pasa. Tenía que verlo. Me fijé en el pequeño cartel escrito con tiza que reposaba junto a la puerta, conseguí entrever el famoso whiskey “MacCutcheon”. Entré.
La luz era tenue, el local mantenía un ambiente acogedor y romántico que invitaba a pensar en un encuentro secreto de amantes típicos de historias y novelas. Las mesas, todas piezas de colección, desprendían ese olor a madera antigua, ese olor a poder, caoba… olor que se mezclaba con el dulce aroma a habano que cargaba el ambiente.
Después de pedir en la barra mi bebida, me detuve a contemplar el lugar. Pipas antiguas, relojes, cuadros al oleo… incluso las paredes estaban ricamente adornadas con filigranas doradas… tanta belleza escondida en un lugar prácticamente desierto; salvo por el camarero, solo parecía haber otras dos personas en el lugar.
Y ahí estaba ella, la causante de la historia, con aquellos ojos seductores de largas pestañas negras. Me miraba en silencio, de reojo pero sin apartar la mirada. Me acerqué.
Me siguió con la mirada, callada, ni siquiera se inmutó cuando me senté frente a ella. Una rosa roja observaba expectante nuestras reacciones. Callados, en silencio, jugadores de ajedrez que estudian a su contrincante y los posibles movimientos por hacer. Sus labios se arquearon por menos de un segundo en una imperceptible sonrisa de media luna. Blancas empiezan.
Tomé su copa, la curiosidad afloró en su rostro. Amaretto, dulce caramelo líquido y alcoholizado, aspiré su aroma y terminé la copa. Sonrió.
Sus ojos, brillantes, esperaban mi próximo movimiento. Estaba en la cuerda floja y ella lo sabía; mi red tan solo la confianza que exhalaba. El camarero, presto a ganarse la propina, siguió mi mirada hacia la copa vacía y asintió, retirándose velozmente hacia la barra del bar. Ella entrecruzó los dedos frente a la cara, expectante. Llegaron las bebidas.
“Gracias” susurré al camarero cuando éste me ofreció un Cohiba; nunca he sido de los que fuman, pero un habano era siempre una buena despedida. Antes de que el ninguno reaccionara, ella sacó un mechero y me lo acercó encendido, con una sonrisa divertida en la cara. Las llamas relucían en sus enormes y perfectos ojos castaños, del color del chocolate amargo. Peligrosa, seductora, sagaz; cálida y fría a un tiempo, como ese calorcillo que te embarga cuando sales bien abrigado a una noche ventosa.
Incliné la cabeza a modo de agradecimiento y di la primera calada, con los ojos cerrados. Su sabor envolvió mi paladar con ese sabor único y adictivo que tanto me atraía y llenó de calidez mi garganta pese a no haber tragado el humo. La miré fijamente mientras me evaluaba, el silencio estaba durando demasiado, un par de segundos más y se rompería el encanto y el misterio.
Levanté el vaso por debajo de mi cara y ella me imitó. “Pour nous, cette soirée et le futur”. Bebí, ella me imitó.